lunes, 18 de noviembre de 2013

Un GP con los míos.

Un año más la carrera que cierra el mundial de motociclismo se ha vivido en el circuito Ricardo Tormo de Cheste. El Gran Premio de casa por excelencia, este año con la incertidumbre de saber quién sería el campeón de las categorías de Moto3 y MotoGP. Sin duda era un plus para el circuito y la afición, una motivación extra para todos nosotros, teníamos la posibilidad de exhibir la imagen de todo al mismo tiempo que disfrutábamos del mundo de la competición.

Tenía muchas ganas de poder volver a estar con mis compañeros del circuito, ya que en otros certámenes que se disputan en dicho trazado, el número de compañeros es claramente inferior. Esta vez no tocaba viajar mucho, como en el pasado mes de septiembre que estuvimos en Motorland, Alcañiz. Tengo la suerte de vivir a 15 minutos del circuito de Cheste, tener de compañeros a familia y buenos amigos. Además que este año volvía a estar a mi lado mi mujer,  el circuito colgó el cartel de “entradas agotadas”, así que la X de la ecuación estaba bien despejada para que todo saliese perfecto.


El viernes tras quedar con los compañeros y hacer las compras pertinentes, nos fuimos al circuito. A las 7 de la mañana debíamos estar allí, así los 3 días, con lo que había que madrugar todos los días. Con tanta ilusión por lo que nos devenía  el sueño se perdía por el camino yendo por la AP-7 hacia el circuito. Llegábamos de noche y siempre veíamos amanecer desde el circuito, fotografiándolo siempre y compartiéndolo por las redes sociales. Tras los dos últimos años con mal tiempo, el viento y la lluvia le dejaron el paso al sol y el calor. Hizo un fin de semana perfecto, y los entrenamientos del viernes se disputaron con dos intervenciones en nuestro puesto.

El sábado no tuvimos ninguna caída, pero el domingo en la carrera de Moto3 volvimos a tener dos caídas. Este año tuve la suerte de tener que subir al remolque en el que transportamos las motos accidentadas a su respectivo box, pasando por delante de las gradas que este año estaban repletas. Un buen momento para ver como marchaba la carrera al tiempo que el remolque iba en marcha. La emoción de las 3 carreras fue desmesurada, se decidieron campeonatos, se acercaron los pilotos a la grada donde sus fans estaban esperándolos y la afición se volcó con los pilotos españoles.



En lo deportivo han sido las mejores carreras que he podido vivir en directo, en lo personal también ha sido el mejor fin de semana que he pasado en un circuito. Al terminar nuestras labores nos íbamos al paddock para conseguir alguna foto y firma con algún piloto, en ese aspecto  fue el mayor momento de risa con mis compañeros. Conseguimos lo que nos propusimos, mi mujer al final pudo ver y hablar con Aleix Espargaró, con el cual tenemos unos aspectos en común. Yo pude hablar otra vez con Jordi Torres, piloto que me cae muy bien y que siempre te recibe con una sonrisa. Con él tuve especial filin, el sábado en mitad del paddock me lo crucé con su scooter y se me ocurrió hacerle su famoso #kneeground, paro la scooter y nos saludo. El domingo tras su gran carrera, en la vuelta de honor volvimos a repetir la escena, esta vez con todos los comisarios del puesto lo que originó que parase la moto y nos abrazásemos a él. Fue un gran momento, sin duda, habrá gente que piense que no es para tanto e incluso veo comisarios de aquí y por otros circuitos que no viven el mundo del motor como yo. 



Rodeado de amigos todo es mejor, he vivido un fin de semana perfecto, con amigos en la grada a los que me encanta poder haber invitado a ver un Gran Premio de Motociclismo. Sé que lo disfrutaron, pero yo más de saber que estaban felices ya sea en la grada o en el puesto conmigo.

Ahora toca esperar al próximo año para volver a tener las mismas sensaciones, porque después de lo bien que todos lo pasamos el año que viene seguro que quieren repetir.

@pelut66



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